martes, 28 de agosto de 2007

En busca de una nueva rutina


Después de la toma de la casa por mi familia, del fin de semana, de otras intrusiones en mi intimidad, me vuelvo a encontrar perdido, ha habido un cambio en mis nuevas costumbres.

En este periodo, el momento que me he encontrado mejor, es cuando he ido a la sierra, fue el domingo. Nueve horas en la montaña, siete horas andando, yendo de un pico a otro, siendo observados por los buitres, ¿qué pensarán de nosotros?... Nos verán como criaturas que no están a gusto en ningún lado. Yo cada vez que hacía cumbre en los cuatros picos que subimos me sentía mejor, mejor cuanto más cansado estaba, mejor cuanto más aire nos daba, mejor cuanto más sol me daba (era el moreno, o mejor la quemaduras en la piel, que durante la semana me recordaría, al mirar el espejo, ese día).

El mejor momento cuando nos hemos sentado a comer, resguardados del viento y oliendo a cagadas de oveja, sentados en dos piedras incomodas pero uno enfrente del otro, cerca. Nunca me había sentido así de a gusto comiendo en el campo.

He entrado en una nueva dimensión a la hora de ir a la montaña, nada es imposible, pero a quien madruga Dios le ayuda.

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