Llevaba varias semanas arrastrando un pequeño dolor en la parte exterior del tobillo, al cual no le daba mucha importancia por lo que continuaba con mi rutinas de entrenamiento; hasta el jueves de la semana pasada, que después de hacer mis series serias, la molestia fue a más, se trataba de un dolor sordo y continuo que se agudizaba cuando me tumbaba en la cama.
El viernes tocaba piscina y el sábado: corre,r con lo que haciendo el tiempo que hacía no me podía quedar en casa. El dolor me acompañó durante los 12 km de carrera.
El domingo amaneció con un día de primavera adelantada, no te puedes quedar en casa, pero no tenía el pie para correr con lo que cogí la bicicleta y buscando por donde sale el Anillo Ciclista de la Casa de Campo hice 30 km, y no más porque tenía prisa, pero el día era para no volver a casa.
Lunes, piscina.
Martes, el dolor parece que era por momentos y de menor intensidad. Por lo que al terminar la jornada a las 14:30, con la ropa de correr en la mochila y con las mejores horas de sol del día, no podía irme a casa; por lo que decidí correr a un ritmo bajo y medía horita para probarme. El resultado estupendo porque me ha desapereció el dolor.
Miércoles, piscina.
Jueves, carrera a trote cochinero durante 12 km. Resultado: sin dolor.
En conclusión, creo que lo que me hace salir a correr no es el estar en forma, ni el poder comer más porque luego lo voy a quemar, ni el tener un cuerpo danone. Yo salgo a correr para disfrutar del aire libre y sobretodo del sol, lo he notado más este invierno que creíamos que no iba a acabar nunca.
El viernes tocaba piscina y el sábado: corre,r con lo que haciendo el tiempo que hacía no me podía quedar en casa. El dolor me acompañó durante los 12 km de carrera.
El domingo amaneció con un día de primavera adelantada, no te puedes quedar en casa, pero no tenía el pie para correr con lo que cogí la bicicleta y buscando por donde sale el Anillo Ciclista de la Casa de Campo hice 30 km, y no más porque tenía prisa, pero el día era para no volver a casa.
Lunes, piscina.
Martes, el dolor parece que era por momentos y de menor intensidad. Por lo que al terminar la jornada a las 14:30, con la ropa de correr en la mochila y con las mejores horas de sol del día, no podía irme a casa; por lo que decidí correr a un ritmo bajo y medía horita para probarme. El resultado estupendo porque me ha desapereció el dolor.
Miércoles, piscina.
Jueves, carrera a trote cochinero durante 12 km. Resultado: sin dolor.
En conclusión, creo que lo que me hace salir a correr no es el estar en forma, ni el poder comer más porque luego lo voy a quemar, ni el tener un cuerpo danone. Yo salgo a correr para disfrutar del aire libre y sobretodo del sol, lo he notado más este invierno que creíamos que no iba a acabar nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario