El jueves 27 de agosto había dos actividades en Madrid y casi a la misma hora que no nunca había asistido pero que llevaba tiempo con ganas de participar. Uno es la Tapia de la CdC, una reunión con gente que a la que le gusta correr. Dos, es la BiciCritica, una quedada que surge de forma espontanea los últimos jueves de mes.
Digo de forma espontanea y no dirigida por nadie, en la que no hay ninguna cabeza visible, porque de no ser así se debería pedir autorización, que nunca se permitiría. Es decir, un grupo de gente montada en bicicleta coinciden todos los últimos jueves de mes a la 20:00 h. en Cibeles.
Al final me animé siendo uno más de la Masa Critica, entre otras cosas porque no tenía ningún compromiso por la tarde, aun es de día y sobre todo porque terminaba en la CdC esta vez.
Quise alcanzar las rutas de bicicletas que se va haciendo por barrios para confluir todos en la Cibeles, pero al ser tarde fui directamente al centro del meollo.
La salida se retrasó 30 minutos pero cuando todos nos pusimos en marcha y ves como los coches ante tal número de bicis se paran y te dejan pasar, bueno algunos porque otros tienen mucha prisa, la emoción te embarga, la sensación de seguridad yendo todos juntos te llenaba de euforia, ya que cuando circula por esas calles tu solo y los coches te pasan a toda velocidad, hacen que cada vez vayas mas acongojado.
Digo de forma espontanea y no dirigida por nadie, en la que no hay ninguna cabeza visible, porque de no ser así se debería pedir autorización, que nunca se permitiría. Es decir, un grupo de gente montada en bicicleta coinciden todos los últimos jueves de mes a la 20:00 h. en Cibeles.
Al final me animé siendo uno más de la Masa Critica, entre otras cosas porque no tenía ningún compromiso por la tarde, aun es de día y sobre todo porque terminaba en la CdC esta vez.
Quise alcanzar las rutas de bicicletas que se va haciendo por barrios para confluir todos en la Cibeles, pero al ser tarde fui directamente al centro del meollo.
La salida se retrasó 30 minutos pero cuando todos nos pusimos en marcha y ves como los coches ante tal número de bicis se paran y te dejan pasar, bueno algunos porque otros tienen mucha prisa, la emoción te embarga, la sensación de seguridad yendo todos juntos te llenaba de euforia, ya que cuando circula por esas calles tu solo y los coches te pasan a toda velocidad, hacen que cada vez vayas mas acongojado.
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